sábado, 10 de octubre de 2009

¿Tienes miedo?

lunes, 5 de octubre de 2009

Un domingo cualquiera

Un domingo cualquiera te despiertas con resaca. Abres los ojos poco a poco y te sientes confundido. ¿Me acosté yo en esta cama cuando llegue? No, no lo hice. Pero sin embargo desperté en ella. Me asusto lo justo para darme cuenta de que realmente no importa. Resulta incluso divertido.


Un domingo cualquiera a la hora de comer no hay nadie en casa y decides echar dentro de tu cuerpo algo solido con algo liquido y realmente no sabes bien el que, pero lo haces.


Como cualquier otro domingo en el que no hay nada que hacer, te sientas en el sofá a ver alguna película con la cual hagas el tiempo suficiente como para que tu resaca se vaya disipando. Pero no se va tan facilmente, es persistente y martillea poco a poco tu maltrecha cabeza.


Cualquier domingo de tu vida a lo largo de toda tu existencia sentirás que te invade algo de apatía, pero puede ser que esa apatía de paso a otro sentimiento mas grande, un sentimiento casi olvidado.

Y entonces te puedes dar cuenta de que todo lo que tanto te preocupaba, aquello que te atormentaba deja de tener sentido, deja de importar lo mas mínimo.


Un domingo cualquiera puedes desear la compañía de alguien. Puedes fundir el teléfono buscando gente con la que pasar un rato de no soledad física. No importa. Importa no estar solo.


Y justo en el momento en el que te encuentras en el mejor bar de la ciudad disfrutando de la mejor compañia posible, viendo el fútbol y bebiendo cerveza llegas a la conclusión de que te sientes feliz.


Y entonces deja de ser un domingo cualquiera.