martes, 29 de septiembre de 2009

Dados

El viento sopla mi nuca. En lo alto de la colina el frió es estremecedor pero la vista también lo es. Me pregunto que hago aquí. Salí de casa y empecé a caminar a ninguna parte en concreto, sin saber donde se iban a dirigir mis pasos al abrir la puerta. Y camine.

Primero un pie, luego otro. En casa no quedaba nada, no quedaba nadie. No sabia muy bien porque mis pasos se encaminaron hacia aquella playa. Era un lugar triste y aburrido, muy gris, muy frió.

-No pensaba que fueras a venir. Ni siquiera te dije donde estaba. Solo te dije que nos volveríamos a ver.

Nuca hubiera pensado que el rostro del diablo iba a ser tan vulgar. Ni siquiera tenia aspecto de persona malvada, paradojicamente su rostro reflejaba bondad. Una barba rala y blanca poblaba su cara. Lo mas extraño de todo era que no parecía un anciano.

-Yo tampoco pensaba que iba a venir exactamente a este lugar ni que ya habíamos hablado.

No necesitaba que me dijera quien era, lo supe desde que mire sus ojos.

-Yo si lo sabia - dijo con una sonrisa- tarde o temprano todos venís a este "maravilloso" lugar a expiar vuestros pecados. Aunque eso es algo que yo no debería saber, ¿no?. Pues bien lo se. La seguridad allí arriba no es tan buena como el viejo se cree.
Te contare un secreto:
Ellos saben lo que vas a hacer. Saben quien vas a ser, como vas a ser, a que te vas a dedicar, a quien vas a amar... es lo que vosotros llamáis destino, ¿no?

Asentí con la cabeza mientras me imaginaba a diablillos rojos asaltando las puertas del cielo en una ofensiva militar mientras otro diablillo disfrazado de espías revisaba un archivo revisando documentos... parecía absurdo, pero no tuve mas remedio que sonreír.

-Pues bien -continuo- ¿Sabes por lo saben? Porque ellos lo deciden. Tan simple como eso. Y el método que utilizan es como para echarse a reír. Justo en el momento en el que tu padre tiene el orgasmo dentro de tu madre empieza el juego. Ni te imaginas lo que disfruta el viejo con eso, de hecho así hace que todo funcione. Con los dados.
Así decide si tú, en tu estado mas primitivo, conseguirás llegar el primero al óvulo o no, si nacerás bien, el aspecto que tendrás, si seras popular, inteligente o cortito, si te amara o no, si tendrás éxito en la vida o si seras un mediocre o si seras un yonki, si conseguirás tener hijos...
Él esta todo el "día" lanzando dados. Tirada tras tirada, golpe con vuestro destino a cientos de vosotros. El tío esta tan absorto con eso que ni siquiera se da cuenta de el cielo ya no le pertenece. Ahora solo tiene poder sobre vosotros, los humanos.

Me quede perplejo intentando ordenar los pensamientos en mi cabeza. ¿Dados? Sera hijo de puta. La vida de todo el mundo era puro azar decidido por un viejo que se empalmaba lanzando unos estúpidos dados.
¿Y lo del libre albedrío que nos vendieron también aquellas bondadosas profesoras de religión?
Me preguntaba si ahora mismo estaría tirando los dados por mi.

-Aquí no puede jugar con vosotros -el diablo me saco de mis pensamientos bruscamente- por eso puedo hablar libremente. Por eso, solo aquí puedo ofrecer libertad, si es que la quieres.
-¿Li...bertad? - musite yo.
-Exacto. Tu tiraras tus propios dados.

Y allí estaba yo, mecido por el viento que soplaba en aquella playa triste y gris, conociendo la verdad que me haría libre...



(dedicado a una ex-brujita a la que hace apenas un año conocí, por eso mismo y porque ella escucho esta historia por primera vez)

miércoles, 16 de septiembre de 2009

Si pudiera empezar de nuevo...

Hace tiempo Heela me recomendo esta cancion. Es una version de NIN, pero son de este tipo de versiones que supera a la original con creces...
Disfrutad.



PD: por cierto Heela, esta viene al pelo pa lo que hablamos esta mañana... esta tambien la quiero en mi entierro jeje

viernes, 11 de septiembre de 2009

A peticion popular (hentai del bueno)



me han faltado los monstruos.... bueno, a lo mejor no me han faltado ^_^

martes, 8 de septiembre de 2009

Un viaje al cielo

Corríamos bajo la lluvia. Aprisa, aprisa. No hay tiempo que perder. Camináramos decididos, con resolución. Como dos personas que saben a donde van.
Una vez pasado el portal las manos volaron fugaces, nos buscábamos en la oscuridad de la escalera. Nos buscábamos en la intimidad del ascensor. Di gracias al cielo por no coincidir con ninguna de tus vecinas. Aquellas adorables viejitas jamas tomarían esos besos por besos castos.
Aquellos besos estaban llenos de pasión y lujuria. Eran besos de posesión.

A cada mordisco, a cada caricia eras mas mía; ya no podías escapar. Lo sabias. Yo tampoco podía escapar. La puerta se abrió y ya no hubo reparos en nada. Nos desvestimos muy aprisa, había que deshacerse de aquellos harapos que nos hacían sentir humanos. Había que deshacerse de toda razón. Nada en ese momento importaba mas que nosotros.
Desgarre tus medias con las prisas y nos reímos, destrozaste mi camisa y nos reímos. Cuando entramos en la habitación te eche en la cama, te vende los ojos y te deje a mi merced. Tu reías y susurrabas palabras inteligibles.

Te hice callar. Ya eras mía. No podías escapar.

Mis manos y mis labios seguían buscando aquel lugar que aun no había encontrado. El lugar que siempre buscaba... y siempre lo encontraba. Y tu siempre me lo decías. No con palabras sino con gestos. Con pequeños gemidos que me excitaban mas y mas.
Ya nada importaba mas que nosotros. El mundo se podía ir a la mierda. Daba igual.

En aquel momento ya no pudiste mas y te quitaste la venda, y me arrastraste hacia ti. Con deseo. Era el momento. Me lo dijiste con los ojos. Me lo dijeron tus mejillas arreboladas. Me lo dijiste apretándote a mi.
Estaba de acuerdo contigo.

Poco a poco la luz del día se fue haciendo paso por entre las persianas de tu cuarto. Te oía respirar en mi pecho con los ojos cerrados. La habitación tenia un olor muy agradable y sentí una paz tremenda. No podía dormir, no podía estar despierto.

Solo podía estar en el cielo.